El cerebro explicado para niños. El cerebro es cómo una casa de dos plantas. - Relaciones en positivo
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El cerebro explicado para niños. El cerebro es cómo una casa de dos plantas.

Siempre que hago formaciones tanto a familias como a profesionales de la educación, les invito a que todas las actividades que puedan ser compartidas con los niñ@s las adapten a su lenguaje y desarrollo cognitivo y emocional, para que ellos también puedan tener herramientas de autoconocimiento y autorregulación.
El conocimiento es poder. Ayudar a los niños a entender lo que está sucediendo en su cerebro puede ser el primer paso para tener el poder de tomar decisiones. El conocimiento puede ser igual de poderoso para los padres también: saber cómo funciona el cerebro significa que también podemos entender cómo responder cuando nuestros hijos necesitan nuestra ayuda.

A veces nuestro cerebro puede sentirse abrumado con sentimientos de miedo, tristeza o ira, y cuando esto sucede, es confuso – especialmente para los niños. Así que dar a los niños maneras de entender lo que está pasando en su cerebro es importante. También es útil que los niños tengan un vocabulario para hablar de sus experiencias emocionales de forma que otros puedan entender. Piensa en esto como si fuera un idioma extranjero: si las otras personas de su familia hablan ese idioma, es más fácil comunicarse con ellos.

Entonces, ¿cómo empezamos estas conversaciones con nuestros hijos, de forma que sea lo suficientemente lúdico para mantenerlos interesados, y lo suficientemente simple como para que lo puedan entender?

En este video explico a los niños y no tan niños cómo funciona nuestro cerebro.

Yo les digo a los niños que sus cerebros son como una casa, con una planta arriba y una abajo. Esta idea viene del Dr. Dan Siegel y el libro de Tina Payne Bryson ‘El Cerebro del Niño», y es una manera muy sencilla de ayudar a los niños a pensar sobre lo que pasa dentro de su cabeza. He llevado esta analogía un paso más allá al hablar de quién vive en la casa. Les cuento historias sobre los personajes que viven arriba, y los que viven en la planta baja. En realidad, lo que estoy hablando son las funciones de la corteza cerebral (la parte del cerebro que se encarga de pensar – la parte de arriba), y el sistema límbico (la parte del cerebro que se encarga de sentir – la planta baja).

Quién vive arriba y quién vive abajo.

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«La casa del cerebro» Fuente: heysigmund.com
Por lo general, los personajes de arriba son tipos que piensan, que solucionan problemas, que planifican, que regulan sus emociones, creativos, flexibles y empáticos. Yo les doy nombres como Tomás Tranquilo, Raquel Resuelve Problemas, Carlos Creativo, y Felisa Flexible.

La gente de abajo son los que sienten. Ellos están muy centrados en mantenernos a salvo y asegurarse de que se cubren nuestras necesidades. Nuestro instinto de supervivencia se origina aquí. Estos personajes nos avisan del peligro, hacen sonar las alarmas y se aseguran de que estamos listos para luchar, correr o escondernos cuando nos enfrentamos a una amenaza. En la planta baja tenemos personajes como Alicia Alertas, Suso Sustos, y Gran Jefe Gruñón.

Realmente no importa cómo les llames, siempre y cuando tanto tú como tu hijo sepáis de quién (y qué) estáis hablando. Puedes probar a inventarte vuestros propios nombres: probar con nombres de niños / niñas, nombres de animales, de dibujos animados o nombres totalmente inventados. Tal vez prefieras usar personajes de películas o libros que les guste para encontrar vuestro propio código compartido para estas funciones cerebrales.

Cerrando compuertas: Cuando ‘el piso de abajo’ toma los mandos.
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Nuestros cerebros funcionan mejor cuando el piso de arriba y el de abajo trabajan juntos. Imagina que las escaleras que conectan arriba y abajo están muy transitadas con los personajes intercambiándose mensajes arriba y abajo. Esto es lo que nos ayuda a tomar buenas decisiones, a hacer amigos y llevarnos bien con otras personas, a inventarnos emocionantes juegos, a calmarnos y a conseguir sacarnos a nosotros mismos de situaciones complicadas.

A veces, en el cerebro de la planta baja, Alicia Alertas ve algún peligro, Suso Sustos entra en pánico y antes de que nos demos cuenta, Gran Jefe Gruñón ha hecho sonar la alarma diciéndole a tu cuerpo que se prepare para el peligro. Gran Jefe Gruñón es bastante mandón, y grita «el cerebro de la planta baja se hace cargo ahora. Los de arriba podréis volver a funcionar correctamente cuando estemos fuera de peligro». El cerebro de la planta baja «cierra las compuertas» (por tomar prestada la frase de Dan Siegel) al cerebro de arriba. Esto significa que las escaleras que normalmente permiten que la parte de arriba y abajo trabajen juntas ya no están conectadas.

A veces, cerrar las compuertas es lo más seguro que podemos hacer.
Cuando todo el mundo en la casa del cerebro está haciendo ruido, es difícil para cualquier persona ser oída. Gran Jefe Gruñón está manteniendo al cerebro de arriba en silencio para que los de abajo puedan preparar a nuestro cuerpo para el peligro. Gran Jefe pueden señalar a otras partes de nuestro cuerpo que necesiten activarse (o desactivarse). Él puede hacer que el corazón lata más rápido, para que estemos listos para correr muy rápido, o que nuestros músculos se preparen para luchar tanto como podamos. También puede decirles a las partes de nuestro cuerpo que se queden muy quietas para que podamos escondernos del peligro. Gran Jefe hace todo esto para mantenernos a salvo.

Prueba a pedir a tu hijo que se imagine cuándo estas reacciones serían más seguras. A menudo trato de usar ejemplos que no ocurrirían de verdad (nuevamente para que los niños pueden imaginar estas situaciones de una manera lúdica sin llegar a asustarse). Por ejemplo, ¿qué haría tu cerebro de abajo si te encontraras a un dinosaurio en el patio de recreo?

Todo el mundo pega portazos.

Piensa en algunos ejemplos para compartir con tu hijo acerca de cómo todos podemos cerrar nuestra compuerta de un portazo. Elige ejemplos que no sean demasiado estresantes porque si haces que los niños se pongan nerviosos ¡puede que su cerebro de un portazo en ese mismo momento!

He aquí un ejemplo que podrías utilizar: ¿Recuerdas cuando mamá no podía encontrar las llaves del coche y llegábamos tarde a la escuela. Recuerdas cómo volvía a mirar en el mismo lugar una y otra vez? Eso es porque el cerebro de abajo había tomado el mando, había cerrado mi puerta y la parte de arriba, que es la parte pensante de mi cerebro, no funcionaba correctamente.

Cuando el cerebro de la planta baja se equivoca.

Puede haber momentos en los que cerramos nuestra puerta, pero en realidad todavía necesitamos la ayuda de alguno de los de arriba, como por ejemplo a Raquel Resuelve Problemas o a Tomás Tranquilo.

Todos cerramos nuestra compuerta, pero a menudo los niños lo hacen más que los adultos. En los cerebros de los niños, Gran Jefe Gruñón puede ponerse un poco más nervioso y pulsar el botón del pánico para activar desbordes y rabietas por cosas muy pequeñas y eso es porque la parte de arriba del cerebro de tu hijo está siendo construida. De hecho, no se terminará de construir hasta que tenga veintipico años. A veces, cuando quiero hacer hincapié en este punto, hago a los niños esta pregunta:

¿Alguna vez has visto a papá o mamá tirarse en el suelo en el supermercado gritando porque quieren chocolate?

A menudo se ríen, y reír es bueno porque significa que sigue siendo lúdico, por lo que todavía están interesados y aprendiendo. Yo les digo que en realidad a los padres les gusta el chocolate tanto como a los niños, pero los adultos tienen práctica en conseguir que Tomás Tranquilo y Rosa Resuelve Problemas trabajen con Gran Jefe Gruñón y pueden (a veces) conseguir que no toque la alarma de peligro cuando no hay necesidad. Sin embargo, eso necesita práctica y recuerdo a los niños que sus cerebros aún se están construyendo y que están aprendiendo de la experiencia.

De un lenguaje común a la regulación emocional

Una vez que tengáis a todos los personajes de la casa del cerebro, tenéis un lenguaje compartido que se puede utilizar para ayudar al niño a aprender cómo regular (y gestionar) sus emociones. Por ejemplo, «parece que Gran Jefe Gruñón podría estar preparándose para hacer sonar la alarma, ¿qué tal si Tomás Tranquilo le envía un mensaje que diga «respira hondo unas cuantas veces»?’.

El lenguaje de la casa cerebro también permite a los niños a hablar más libremente sobre sus propios errores. Es una manera de hablar que no les juzga, que les resulta lúdica y que les permite hablar como si fuera algo separado de ellos (los psicólogos también llaman a esto ‘externalización’). Imagínate lo difícil que podría ser decir ‘Hoy he pegado a Juan en la escuela’ y compáralo con «¡Gran Jefe Gruñón ha cerrado la puerta hoy pero bien!» Cuando digo esto a los padres, a algunos les preocupa que estoy dando a los niños una «escapatoria» – «¿No terminarán culpando siempre a Gruñón de su mal comportamiento?». Al final de lo que se trata es de que los niños puedan aprender formas funcionales para gestionar sentimientos grandes, y eso sucederá en parte a partir de conversaciones sobre las cosas que salieron mal. Si los niños se sienten capaces de hablar de sus errores con nosotros, entonces tendremos la oportunidad de unir nuestra gente del cerebro de arriba con la de ellos, y resolver los problemas juntos. Esto no significa que eviten las consecuencias o eludan su responsabilidad. Esto significa que podrías hacer preguntas como «¿Crees que podrías hacer algo que ayude a Gruñón a dejar la puerta abierta?’.

Conocer la existencia de la Casa Cerebro también ayuda a los padres a pensar acerca de cómo responder cuando su hijo está inundado por el miedo, la ira o la tristeza. ¿Alguna vez ha dicho a su hijo: «tranquilo» cuando ya han cerrado la compuerta? Yo sí. Sin embargo, lo que sabemos acerca de la casa cerebro es que Tomás Tranquilo vive arriba y cuando Gruñón cierra la compuerta, Tomás Tranquilo no puede hacer gran cosa para ayudar hasta que la puerta esté abierta de nuevo. Su hijo puede haber sobrepasado el punto en el que pueden ayudarse a sí mismos a calmarse. A veces, los padres (cuidadores o maestros) tienen que ayudar a los niños a abrir las compuertas de nuevo, y podemos hacer esto con empatía, paciencia ¡y a veces incluso respirando profundamente también nosotros!

¿Y ahora qué hago?

No esperes mudar a todos los personajes a la Casa Cerebro y que deshagan el equipaje el mismo día; mudarse lleva tiempo, y también lo hace aprender sobre el cerebro. Inicia la conversación y retómala de vez en cuando. Es posible que quieras encontrar formas creativas para explorar la Casa Cerebro con tu hijo. Aquí están algunas ideas para ayudarle a empezar:

1. dibujar la casa cerebro y todos los personajes
2. hacer un dibujo de lo que pasa en la casa cuando el piso de abajo cierra la compuerta.
3. encontrar un cómic, cortar y pegar personajes en el piso de abajo y de arriba
4. escribir historias sobre las aventuras de los personajes en la casa del cerebro
5. utilizar una casa de muñecas (o si no tenéis una casa de muñecas, dos cajas de zapatos, una encima de la otra funciona igual de bien) y llenarla con los personajes del piso de abajo y de arriba.

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«La casa del cerebro de Sophie», 8 años

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«La casa del cerebro», Jacob, 5 años

Si encuentra otras formas creativas para explorar la casa cerebro compártela. Que sea divertido, que sea animado y los niños ni siquiera se darán cuenta de que están aprendiendo los fundamentos de la inteligencia emocional.

Sobre la autora:
La Doctora Hazel Harrison trabaja como psicóloga clínico en el Reino Unido. Fundó ThinkAvellana para sacar la psicología de la clínica y traerla a la vida cotidiana. Su sitio web es www.thinkavellana.com y también puedes seguirla en Twitter en @thinkavellana y en Facebook en www.facebook.com/thinkavellana.

Traducido por Rosa Fuentes

«¿Te ha parecido útil este post? si crees que son interesantes las herramientas e información que te he presentado o si conoces alguna otra, déjame tus comentarios.

Para recibir información de recursos gratuitos y más información sobre cómo educar con respeto visita mi web y suscríbete en www.relacionesenpositivo.com

Firma

Carmen Fernández Rivas

Educadora Certificada en Disciplina Positiva para Padres y en el Aula (CPDPE) & (CPDCE) por la Positive Discipline Association EE.UU.
Positive Discipline Association

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