Ronronear a los niños.| Educación Positiva
La más dulce de las necesidades.
Por lo menos una vez al día nuestro viejo gato negro
se acerca a alguno de nosotros de una manera que todos
hemos llegado a reconocer como especial.
No significa que quiera que le den de comer ni que lo dejen salir,
ni nada por el estilo. Lo que necesita es algo muy diferente.
Si tiene un regazo a mano, se sube a él de un salto; si no,
lo más probable es que se quede ahí, con aire nostálgico,
hasta que vea que hay uno preparado. Una vez
acomodado en él, empieza a ronronear incluso antes de
que uno le acaricie el lomo, le rasque el mentón y le diga
una y otra vez que es un gato estupendo. Después, con su
“motor” acelerado al máximo, se acomoda hasta encontrar
la posición que le gusta y se instala. De vez en cuando, su
ronroneo se descontrola y se convierte en ronquido;
entonces te mira con los ojos abiertos de adoración y te
dedica ese prolongado ir cerrando los ojos que es la
muestra final de la confianza de un gato.
Al cabo de un rato, poquito a poco, se va quedando quieto.
Si siente que todo va bien, puede ser que se quede en el
regazo para echarse una cómoda siestecita. Pero es
igualmente probable que vuelva a bajar de un salto y se
vaya a atender sus cosas. Sea como fuere, la razón la tiene
él.
-Blackie quiere que lo “ronroneen”,
dice simplemente nuestra hija.
En casa no es el único que tiene esa necesidad: yo la
comparto y mi mujer también. Sabemos que no es una
necesidad exclusiva de ningún grupo de edad, pero aún
así, como yo no sólo soy padre, sino además proferor, la
asocio especialmente con los chicos, con su necesidad
rápida e impulsiva de un abrazo, de un regazo acogedor,
de una mano amiga, de una manta cálida, no porque nada
les falte, no porque sea necesario, sino simplemente
porque ellos son así.
Hay un montón de cosas que me gustaría hacer por todos
los niños y, si solo pudiera hacer una, sería esta: asegurar
a cada niño, que esté donde esté, tendrá por lo menos un
buen ronroneo cada día.
Porque los niños, como los gatos, necesitan su tiempo de ronroneo.
Fred. T. Wilhems
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Carmen Fernández Rivas
Educadora Certificada en Disciplina Positiva para Padres y en el Aula (CPDPE) & (CPDCE) por la Positive Discipline Association EE.UU.
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